Las siguientes líneas pueden tomarse como el perfil psicológico o mejor dicho el retrato de un comunicador social ¿Técnico especializado? No, ¿Ingeniero? En el campo de las comunicaciones si se quiere… ¿Licenciado? Así es, estamos frente a un maestro en el arte de comunicar.
Con mayor poder de oratoria que un Sofista de la Grecia clásica, su carisma nos recuerda por momentos a aquellos líderes carismáticos (valga la redundancia) de los que hablaba Weber en su libro Economía y Sociedad. Sí, estamos ante una persona que ha tenido que esperar cinco años (como mínimo) para que se lo valide y reconozca como experto en el campo de las comunicaciones, pero que seguramente desde que aprendió a decir sus primeras palabras ha sentido la necesidad de decirnos algo mas… ha descubierto el poder de la palabra, la inmensidad y riqueza del lenguaje y ha sido capaz de advertir que el modelo clásico y lineal de la comunicación era y aún hoy continúa siendo incompleto…
¿Sujeto sujetado? Sí, pero no de sus actos sino de sus palabras. Su lengua es su vieja amiga y compañera fiel. Un comunicador social es un “charlatán” en el buen sentido de la palabra. Si de algo estoy convencido es que sabe cuando hablar, aunque la mas de las veces mantener la boca cerrada le ahorraría más de un problema. Se torna difícil encontrar adjetivos calificativos o descalificativos para el perfil medio de un comunicador. Recordemos que no es un periodista “a secas”… ¿Periodista? Esto le ha costado innumerables dolores de cabeza a los comunicadores que pasan largo tiempo tratando de explicarle al común de la gente que no han estudiado periodismo; respecto de su formación es muy amplia, aunque nunca falta el necio que diga “sabe un poco de todo y al fin y al cabo no sabe de nada”. Indudablemente todo comunicador ha aprendido que el saber es poder, así como también el uso que se haga de la información circulante. Conocimientos de Política, Historia, Economía, Idiomas, desempeños institucionales, medios masivos… ¿no es poca cosa no? Su locuacidad, sentido de la responsabilidad, ética profesional lo vuelven alguien preparado para sobreponerse a las adversidades que se le presentan. ¡Qué injusticia que personas de este tipo encuentren dificultades para acceder al mercado laboral! Lo que pasa es que no conviene tener gente así, involucrada y comprometida con lo que hacen ¿A quién no le conviene? Es simple: a los gobiernos de turno, a los poderosos y a los grandes multimedios que han pisoteado la verdad y la ética y cuyo único fin es mantenerse en el poder acrecentando la brecha que los separa del resto. Volviendo a lo nuestro el comunicador social se caracteriza por no desanimarse fácilmente, lucharla nadando en contra de la corriente y por encima de todas las cosas no renunciando nunca a la VERDAD… como diría Roberto Arlt (esto intenta ser una especie de homenaje a sus agua fuertes) ¿ talento o instinto? Quien lo va a saber…
martes, 3 de noviembre de 2009
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